Después de la derrota de Caa Guazú, durante los últimos
días del gobierno del general Echague,
la provincia de Entre Ríos se sumió en una situación de desamparo y desgobierno.
La legislatura elige al general Justo José de Urquiza y éste en una proclama le
dice al pueblo: DESNUDO DE CUANTO HALAGA, OLVIDO LO QUE PUEDO, ¡SÓLO RECUERDO
LO QUE DEBO! ENTRO A MANDAR, OBEDECIENDO.
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“SE LO
LLEVO PA LAS CASAS”
En 1839,
las fuerzas entrerrianas andaban guerreando en la Banda Oriental. El
administrador de la Receptoría de Concordia, se había ido con la tropa y dejó
de encargado a un tal Clusellas. A su regreso, se encontró con un desorden de
cuentas increíble y para colmo, Clusellas se había llevado la documentación a
“las casas” y no quería entregarlos. A los pocos días, se muere, entonces el
administrador puede hacerse cargo nuevamente e informa a Vicente del Castillo,
algunos gastos:
A Pedro de
Gualeguay, que fue bombero en el Estado Oriental…al indio Poli, lancero….a clarines
de lanceros…al chasqui que fue al Paraná…al cabo Vega para una muda de ropa….al
ayudante Pacheco para un poncho…a una” médica”…a un espía que vino del
Gualeguay…a Rufino para un enemo (enema?)….a Basualdo para un chiripa…a Goris
para una faja para sujetar el chiripa…al mayor Berdún para zapatos…a la médica
que anduvo asistiendo a los enfermos….al ayudante Pavón para unas botas… unos pesos para cuchillos de 3 soldados y 120 gastos más.
Por el
déficit de la Caja, pido vender los bienes de Clusellas para poder pagar las
deudas, especialmente a los comercios de Concordia., porque de no, no sabré que
hacer.
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VETERANAS
La vida en los fortines era de total pobreza. Cuentan escritores como Prado o Ebelot que muchas veces los salvajes no estaban muy interesados en los saqueos de los fortines porque ni los matungos les servían.
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VETERANAS
La vida en los fortines era de total pobreza. Cuentan escritores como Prado o Ebelot que muchas veces los salvajes no estaban muy interesados en los saqueos de los fortines porque ni los matungos les servían.
La provista de ropa de invierno llegaba en verano y la verano
más tarde que nunca...
Los sábados, se
suspendía el trabajo y se dedicaban al aseo. Todos iban a la laguna a bañarse y
lavarse la ropa. Muchos aprendieron a planchar la camisa y los calzoncillos con
una botella calentada al sol y haciendo servir de mesa, la carona de suela...
Pero había un consuelo…Los cuerpos de línea reclutaban y llevaban consigo a
remolque, tantas mujeres, como cuentas, los soldados. Esas reclutas con polleras
asimilaban rápidamente el espíritu de cuerpo, le tomaban gusto al cuartel y no
lo dejaban más...